sábado, 24 de junio de 2017

Un genio de la pintura vivió en Alagón.

La familia Goya vivió en Alagón durante los años 1759 y 1760, según ha publicado en Heraldo de Aragón el historiador del arte D. Arturo Ansón Navarro. Si bien es cierto que ha sido este último quien se ha llevado el gato al agua, queremos puntualizar que esta información inédita sobre el pintor de Fuendetodos ya era conocida por el investigador alagonés D. Javier Gómez Torres, una primicia que habría revelado, a finales de este año, en el primer número (2ª época) de la revista VIDA ALAGONESA. 

Gómez obtuvo este dato en una de sus numerosas visitas al Archivo Diocesano de Zaragoza, donde se custodian las matrículas de cumplimiento pascual (confesión y comunión) de la parroquia de Alagón en el siglo XVIIII. El día que la investigadora Dña. Alicia Gotor Artajona se topó casualmente con la presencia de la familia Goya en Alagón, Gómez tuvo la suerte de estar presente en el Archivo, por lo que pudo tomar nota, con permiso de la descubridora, de la valiosa información que ambos tenían ante sí. Viendo que este dato era especialmente relevante para nuestro pueblo, decidió incluirlo en el artículo que por entonces estaba redactando y que, como hemos dicho, verá la luz a finales de año. Pero no contamos entonces con que se interpondría un serio competidor, el profesor Ansón, que fue alertado de nuestras intenciones por Alicia Gotor, con la que coincide desde hace año y medio en dicho archivo y que es, al parecer, amiga suya. 


José Goya, padre del pintor, se dedicaba a dorar retablos, así que es probable que viniera a Alagón para trabajar en la decoración de la espectacular iglesia rococó de San Antonio, edificada por los jesuitas hacia 1735-1745. La familia Goya tuvo su domicilio alagonés, por tanto, junto al Colegio de la Compañía de Jesús. En 1759, el párroco Joseph Bernal y Muniesa anotó en una casa del por entonces Barrio de la Compañía el cumplimiento de confesión y comunión de "Joseph Goia, Gracia Lucientes, Francisco Rey, Rita Goia, Thomás Goia, Francisco Goia y Vicente Oncín". Y en la Pascua de 1760, el mismo párroco inscribió en una casa de la Puerta de Rueda a "Joseph de Goia, Gracia Lucientes, Thomás de Goia, Francisco Goia, Vicente Oncí (sic) y a la criada Reymunda Sancho". 

Francisco Rey (en realidad se llamaba Francisco Fraile y Roncal, pero en muchas ocasiones se le conocía por el segundo apellido de su padre) era el marido de Rita, la mayor de los hermanos Goya. En 1760, el matrimonio ya no aparece, pues había regresado a vivir a Zaragoza, donde nació el 24 de marzo de ese mismo año su hijo Francisco Fraile Goya. El otro personaje masculino que se menciona en las matrículas es el criado Vicente Oncín, que permaneció varios años trabajando en el taller del maestro dorador José de Goya. 


Desde el punto de vista de la historia local, se trata de uno de los descubrimientos más importantes de las últimas décadas, equiparable al impacto que tuvo en 1979 el hallazgo del Bronce de Botorrita. Por otro lado, es preciso destacar el papel que debe desempeñar el turismo cultural asociado a la figura de Goya como motor de desarrollo económico. Si pocas localidades pueden presumir de contar con una auténtica pintura goyesca, todavía menos pueden decir que han tenido entre sus habitantes a un artista de proyección universal. Confiamos en que este descubrimiento contribuya a posicionar nuestro pueblo como un importante destino turístico, pues viene a unirse a otros alicientes bien conocidos, como la iglesia de San Pedro o el paraje del Caracol. El reto es ser capaces de atraer a una parte de los miles de visitantes que acuden cada año a la capital zaragozana siguiendo las huellas del pintor. Por ello, es necesario buscar acuerdos de colaboración con el Museo Ibercaja y el Museo de Zaragoza, para que en dichos espacios se facilite folletos e información turística sobre Alagón. Posteriormente, podrían suscribirse acuerdos similares con los ayuntamientos de otras localidades que conservan obras de su autoría (Remolinos, Muel y Calatayud). 

Urge redactar un plan municipal de turismo, que arroje un detallado y preciso diagnóstico de la situación actual de este sector en Alagón, analizando sus fortalezas y debilidades, para así poder mejorar nuestra oferta en los próximos años. Las actuaciones más prioritarias deben consistir en hacer visible en calles y plazas el vínculo que nos une a Goya, pues en la actualidad solo existe sobre el papel venerable de los archivos. En este sentido, creemos que se podría erigir un monumento (¿un busto del pintor?) en la plaza de San Antonio, así como instalar carteles informativos en los accesos al núcleo urbano. Estas iniciativas se completarían con la programación de distintas actividades que giren en torno a la obra y época del artista como, por ejemplo, visitas teatralizadas y recreaciones históricas. 

sábado, 17 de junio de 2017

Alagoneses deportados a los campos de concentración nazis.

Durante la II Guerra Mundial, 1009 aragoneses fueron víctimas de la sinrazón y de la crueldad del régimen nazi. Muy pocos saben que entre los aragoneses que sufrieron el drama de la deportación había cuatro hombres nacidos en la villa de Alagón. Sólo logró sobrevivir uno de ellos. Desde nuestro irrenunciable compromiso con la dignidad humana, queremos recordar hoy sus nombres y sus padecimientos, para que, a través del conocimiento de la historia reciente de Europa, las generaciones más jóvenes eviten cometer el error de repetirla.

Pablo Adé Navarro. Nació en Alagón el 7 de junio de 1889. Fue deportado, junto a otros treinta aragoneses, en el tristemente célebre "tren fantasma", un convoy formado en la estación de Toulouse el 2 de julio de 1944. Adé, como la mayor parte de los prisioneros, procedía del campo francés de Le Vernet, que había sido evacuado por los alemanes tres días antes, tras haberse hecho con su control el día 15 de junio. El recorrido del convoy, hasta su llegada al campo de Dachau el 28 de agosto, estuvo plagado de incertidumbre, idas y venidas, cambios de tren, sed, calor y hambre, por no hablar del temor a las represalias alemanas y a los constantes bombardeos aliados. Pablo Adé murió el 16 de marzo de 1945 en Dachau, donde ingresó con el número 94187.  

Valero Latorre Francés. Nació en Alagón el 29 de enero de 1912. Combatió en la Guerra Civil, obteniendo durante la misma un nombramiento de grado militar. Tras la derrota republicana, estuvo interno como prisionero de guerra en el frontstalag XII D de Tréveris (Alemania). Ingresaría en Mauthausen el 3 de abril de 1941 con la matrícula 4113, siendo transferido el 20 de octubre al cercano campo de Gusen, donde se le dio la matrícula 14631. Allí murió el 12 de noviembre de 1941. 


Francisco Luis Calvo Pardinas. Nació en Alagón el 10 de octubre de 1915. Mencionado en el Livre Memorial, se desconocía su identidad completa hasta que D. Juan Manuel Calvo Gascón consultó su partida de nacimiento para la elaboración del libro Itinerarios e identidades. Era hijo de Aurelio Calvo y de Antonia Pardinas. El matrimonio salió de Alagón en 1923 con sus cinco hijos para establecerse de forma clandestina en la localidad francesa de Ivry-Pont, situada en el sureste del extrarradio de París. 

Francisco tenía ocho años en el momento de su llegada a Francia y a los dieciocho años, en 1933, se naturalizó francés. Trabajaba en una fábrica de cajas de madera en Ivry y su afición deportiva le llevó a jugar al fútbol en el equipo de la cercana población de Vitry, junto a su hermano José. Militante comunista, Francisco formó parte de la Resistencia clandestina organizada en Ivry. Fue detenido la tarde del 17 de agosto de 1942 cuando, a la salida del trabajo, acudió a una cita clandestina para recoger un paquete de octavillas que tenía que entregar a otro contacto aquella misma tarde. 

Una denuncia hizo que los policías de la comisaría de Ivry detuvieran a Francisco, siendo acusado de violar el decreto del 26 de septiembre de 1939 que había ilegalizado el Partido Comunista Francés. El 6 de enero de 1943, fue condenado, por la Corte de Apelación de París, a dieciocho meses de prisión y a pagar una multa de 1200 francos, iniciando, a continuación un itinerario por varias cárceles francesas: la Santé, la central de Melun y el Fort de Romainville, donde permaneció hasta agosto de 1944, cuando fue transferido al campo de Compiègne, antesala de su deportación a Alemania. El convoy partió hacia Alemania el 2 de julio de 1944, estaba formado por unos 2150 hombres, de los que unos 560 fallecieron durante el transporte debido a las penosas condiciones en que se realizó. Francisco fue una de aquellas víctimas y el tren ha pasado a la historia como "el tren de la muerte".


Vicente Mercado Cabrada. Nació en Alagón el 23 de noviembre de 1915. A Mauthausen llegó el 24 de junio de 1944 y se le adjudicó la matrícula 76448. Fue trasladado después al campo de Ebensee, ubicado al suroeste de Linz (Austria), donde sería liberado el 6 de mayo de 1945 por las tropas estadounidenses. Vicente Mercado fue el único alagonés que logró sobrevivir a los campos nazis, pero ignoramos cuál fue su suerte tras la guerra. 

sábado, 10 de junio de 2017

Un Cristo de Alagón en una colección particular madrileña.

Antes de que se edificara la actual iglesia barroca de San Juan Bautista de Alagón, se alzaba en su solar una ermita de la misma advocación. Dispuso esta ermita de un importante retablo, que construyó en torno a 1528 el escultor francés Gabriel Joly por encargo de las Cofradías de la Trinidad, San Juan y San Miguel de Alagón. El autor cobraría por él 2.000 sueldos, de los que traspasó 1.200 a Juan Sánchez en noviembre de 1528, según documento conservado en el Archivo Histórico Provincial de Zaragoza. En la visita pastoral de 1543, el visitador dejó constancia de la calidad de esta obra escultórica: "un altar de maçonería sobredorado muy bueno, excepto que la metad del pie restaba por acabar de pintar".


A causa de guerras, saqueos, desamortizaciones y años de abandono, este retablo se creyó perdido, pero hemos sabido, gracias a un artículo de D. Fernando Tabar Anitua, que se salvó un Crucificado -que remataría el conjunto- y que actualmente se conserva en una colección particular de Madrid. El anticuario madrileño que lo vendió a sus actuales propietarios les dijo, en efecto, que lo había comprado en Alagón y que su dueño lo tenía en la cocina de su casa. No sabemos cuándo salió este crucificado de nuestro pueblo, pero debió de ser en fechas relativamente recientes, en algún momento del siglo pasado.


Se trata de una obra de arte excepcional, que presenta un buen estado de conservación, pese a la falta de algunos dedos de manos y pies. La policromía conservada parece ser la original. Representa a Cristo muerto, sin la Cruz, y tiene las siguientes medidas: 80 x 64'5 x 15 cm.  Destaca el tratamiento anatómico de las extremidades y la delicada talla de los pliegues en el paño de pureza. Esta escultura se enmarca plenamente en el arte del Renacimiento y la cabeza recuerda al modo de trabajar del maestro Damián Forment, aunque todavía se aprecie en ella la huella del tardogótico.

Sería bueno que los alagoneses intentáramos recuperar este crucifijo para nuestro pueblo, pero el precio que podría alcanzar en el mercado del arte, suponiendo que sus propietarios quisieran venderlo, hace del todo improbable que pueda regresar algún día al lugar para el que fue creado.

sábado, 3 de junio de 2017

El bolero de Alagón.

Una interesante novedad se incorpora este año al programa de actos de las fiestas de Alagón. La idea es magnífica, debemos reconocer, pues estamos convencidos de que la exaltación de nuestro folclore puede contribuir al fortalecimiento de la alicaída identidad local. Sus promotores se merecen un estruendoso aplauso. Y también, por supuesto, unas líneas en VIDA ALAGONESA. ¿Si tendrá continuidad? Nadie está, por ahora, en posesión de la respuesta a una pregunta que es necesario plantearse. Pero si de nosotros dependiera, esta iniciativa se haría centenaria, dando mayor esplendor y brillantez a nuestras fiestas patronales. 

Según ha publicado el semanario comarcal Ribera 2000, la Coral Municipal "Villa de Alagón" dará la bienvenida a las fiestas cantando, antes del pregón, el famoso Bolero de Alagón. El acto, que aspira a convertirse en tradición, tendrá lugar el próximo 9 de junio, a las 17:30 horas, en la Plaza de España. La Coral quiere que todo el mundo se sume a este canto colectivo, como sucedió en las fiestas de 2012, cuando logramos reunir al grupo vocal de jota más numeroso del mundo.


Lo que mucha gente desconoce es que el Bolero de Alagón no recibió este nombre por parte de su compositor. En realidad, el maestro Manuel Villanueva llamó a esta obra Danza de Alagón y así figura de su puño y letra en la partitura original. Si bien la composición incluye el tiempo de bolero, su estructura es de danza. En vísperas del estreno, el propio compositor lo explicaba con estas palabras: "He tratado de recoger lo tradicional y lo popular, dándole una estructura de danza, en la que los ritmos se suceden de un modo natural, pasando del tiempo de bolero al de vals y después de jota, con el cual llega a su final". Pudo inducir la confusión el hecho de que la palabra "bolero" aparece en la primera estrofa del texto o, tal vez, se debió a que Villanueva compuso varios boleros a lo largo de su vida, tales como el Bolero de Luna, el de Zaragoza y el de Épila.

D. Manuel Villanueva fue hasta su jubilación, además de compositor, profesor de guitarra en la Escuela Municipal de Jota de Zaragoza. Era barbero, profesión que ejerció en el barrio de Torrero, y dominaba a la perfección bandurria, guitarra, guitarrico, laúd y demás instrumentos de cuerda. Fue miembro del jurado del Certamen Oficial de Jota en la edición de 1972, el mismo año que nuestra gran cantadora Dña. Celia Sanz Langoyo, "La Polaca", se alzó con el primer premio.


Para finalizar este artículo, y aunque es conocida por todos, no queremos dejar de reproducir la letra de la Danza o Bolero de Alagón (como ustedes prefieran), escrita igualmente por el maestro Villanueva, a partir de la vieja y conocida copla con la que nuestros mayores pregonaban las excelencias del afamado pan de la villa. Aun admitiendo su buena voluntad, es preciso reconocer que el autor estuvo más acertado en la música que en la letra. 

Qué bonitas y saladas 
son las mozas de Alagón
que bien bailan el bolero
el día de su patrón.

Y los mozos, qué valientes, 
al encierro, sin temor
dan emoción y alegría
derrochando su valor.

Como los malacatones
de la huerta de Alagón
tienes la cara mañica,
y amor en tu corazón.

Tus ojos son dos luceros
y tus dientes de marfil.
A San Antonio le pido
que tú te acuerdes de mí,
que me brindes tus amores
y yo te haré muy feliz.

Al buen pan de Alagón,
mocicas acudid,
que lo vendo barato
y me tengo que d'ir. (bis)

Dos ríos riegan la huerta
de la villa de Alagón:
uno es el Ebro famoso;
otro, el hermoso Jalón. 

Manuel Villanueva dijo esperanzado: "Que las generaciones venideras sigan y sigan cultivando nuestras danzas y nuestros cantos para que, entre ellos, la que hoy es nueva llegue a ser con el transcurso de los años la ya tradicional Danza de Alagón, y por los siglos de los siglos se siga cantando al buen pan". Que así sea, maestro.