sábado, 25 de febrero de 2017

EDITORIAL: Nuestros símbolos merecen ser respetados.


El asunto que hoy nos ocupa no debería ser noticia. El respeto hacia los símbolos propios tendría que ser una práctica habitual en las sociedades civilizadas, asumida como uno de los valores cívicos que hacen posible la convivencia e interiorizada por los ciudadanos desde la edad escolar. Sin embargo, y con gran pesar, hemos constatado que en Alagón esto no es así desde hace tiempo. Las autoridades municipales, a las cuales se debe exigir, como servidores públicos, ejemplaridad, han dado sobradas muestras de desprecio hacia los símbolos que nos representan a todos. No nos resulta difícil demostrar estas graves acusaciones, puesto que la comisión del agravio es evidente. A la vista está, y de ello da fe la imagen que acompaña este escrito, que la bandera de Alagón, reconocida oficialmente como tal en 1988, ha desaparecido del balcón de la Casa Consistorial. Se retiró en junio de 2016, con motivo de las fiestas patronales, y ya no ha vuelto desde entonces al lugar de donde no debió salir nunca.

Ha sido sustituida por la enseña europea, un cambio que no puede ampararse en precepto legal alguno. Y es que contrariamente a lo que muchas personas piensan, la bandera de las doce estrellas no tiene carácter oficial. La Ley 39/1981, de 28 de octubre, establece exclusivamente el uso obligatorio de la bandera de España, junto con la de las Comunidades Autónomas y la de "Ayuntamientos, Diputaciones o cualesquiera otras Corporaciones públicas"Por su parte, el Tratado de Lisboa no incluyó ningún artículo sobre los símbolos europeos. Lo que ocurre es que 16 países, entre ellos España, suscribieron una declaración aneja al Tratado por la que afirmaron que la bandera seguiría siendo para ellos símbolo "de la pertenencia común de los ciudadanos a la Unión Europea y de su relación con esta". En definitiva, podemos afirmar que la sustitución de una bandera oficial (la alagonesa) por otra que no lo era (la europea) no solo es reprobable desde un punto de vista político sino que también lo es desde el prisma jurídico.

Banderas en el despacho de Alcaldía. Año 2015.
Puede que a ciertos sectores de la población este asunto les parezca irrelevante, pero no lo es en absoluto. Las banderas son mucho más que un trozo de tela. Representan a las entidades locales, simbolizan la autonomía que les reconocen las leyes y constituyen un eficaz signo de identidad para la agrupación humana que las adopta. Ya denunciamos esta situación, esta intolerable ofensa hacia la bandera municipal, en nuestro artículo del 12 de noviembre de 2016. Al no producirse en este tiempo un cambio de actitud en el seno del Ayuntamiento, nos hemos visto en la obligación de redactar este editorial, con el cual queremos expresar nuestro más enérgico rechazo hacia una decisión equivocada. Nos da la impresión de que a la bandera de Alagón le sucede lo mismo que a la española: solo nos acordamos de que existe cuando se celebran eventos deportivos. Nuestro alcalde debe ser de esos, pues no tuvo ningún reparo en hacerse una foto en 2015 con las "pequeñas guerreras", después de haberles hecho entrega de una bandera de Alagón "para que la lleven al Campeonato de España y a todos en los que participen". Podemos respirar más tranquilos al saber que nuestro primer edil es poco aficionado a patrioterismos locales, pues no conducen a ninguna parte. Eso sí, defiende con pasión los colores de los clubes alagoneses. La confusión entre deporte y política llega a tales extremos que incluso alguna vez hemos escuchado a vecinos afirmando que Alagón no tenía más bandera que la arlequinada blanca y azul del club de fútbol Villa de Alagón.

Está claro que nuestros símbolos son poco conocidos por aquellos que deberían usarlos y respetarlos. Pero también es verdad que nuestros políticos no han hecho nada para darlos a conocer. A día de hoy no existe un solo edificio municipal en cuyo exterior ondee la bandera de Alagón. Tampoco está presente en el despacho de Alcaldía ni, lo que es más grave, en el Salón de Plenos. La solución a esta situación es relativamente sencilla y no supone un quebranto para las arcas municipales. Basta con modificar el balcón de la Casa Consistorial para permitir la colocación de cuatro mástiles en lugar de los tres actuales. Las cuatro banderas (española, aragonesa, alagonesa y europea) deben simbolizar que Alagón es un pueblo tolerante, acogedor, que tiene siempre los brazos abiertos y donde caben todas las sensibilidades.

Queremos terminar con una breve reflexión: si nuestras autoridades no son capaces siquiera de rendir honores a una simple bandera, difícilmente podemos esperar de ellos que sepan valorar y apreciar lo que aquella representa: nuestro patrimonio histórico, nuestras tradiciones y nuestra cultura. Hasta el próximo sábado.

Salón de Plenos en 2016.

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