jueves, 11 de mayo de 2023

Recuerdo de Florencio Lahoz

 Tal día como hoy, en 1815, nació en la villa de Alagón el compositor Florencio Lahoz. Hijo primogénito de Miguel Lahoz Gregorio, célebre organista invidente, natural de Cervera del Rincón (Teruel); y de María Otal Porta, de Alagón. Al día siguiente fue bautizado por el racionero regente de la iglesia parroquial de Alagón, don Lorenzo Díez. Recibió de su padre las primeras lecciones de solfeo hasta que, cumplidos los 15 años, pasó a Zaragoza a completar su formación musical con Antonio Sanclemente, organista de la iglesia de San Pablo. Por un tiempo se dedicó a la docencia en la capital de Aragón, tras la muerte de su padre, pero sus honorarios no le permitían ganarse la vida. En 1840 decidió probar fortuna en Madrid, donde estudió piano con Pedro Albéniz y composición con Ramón Carnicer e Indalecio Soriano. Fue un participante asiduo en los conciertos celebrados en los salones de la Academia Filarmónica Matritense y del Instituto Español. 


Aunque no destacó como concertista por una técnica brillante, perteneció a la generación de pianistas que consolidaron la expansión del Romanticismo en nuestro país. Puso música a las zarzuelas La pastora del Manzanares (1842), La aventura de Marruecos (1855), Diez minutos de reinado (1857) y Cleopatra (1861). De Lahoz se han conservado infinidad de valses, polkas, redovas, himnos y fantasías sobre motivos de óperas contemporáneas, así como gran número de melodías para canto y piano. Las canciones líricas de Lahoz, de estilo italiano y gran dificultad técnica, acusan la influencia de Gaetano Donizetti. Trabajó con especial  dedicación en la reducción de zarzuelas ajenas para el editor Casimiro Martín, pero esta actividad le acarreó severas censuras. Ha pasado a la posteridad por popularizar y expandir los horizontes de la jota aragonesa, cuyo influjo podemos rastrear en la obra de músicos de la talla de Glinka, Liszt o Mahler. 


Lahoz fue profesor supernumerario del Conservatorio de Madrid y activo colaborador en la revista El Anfión matritense, cuya misión era la revitalización de la música española. Las secciones de música de los Liceos Artísticos y Literarios de Madrid y Zaragoza le concedieron el cargo de presidente. Durante cinco años desempeñó la secretaría de la sección de contabilidad de la Sociedad Artístico-Musical de Socorros Mutuos, que había sido fundada en 1860 y reunía a los principales músicos españoles (Eslava, Gaztambide, Hernando Palomar, Inzenga, etc.). Tras una breve enfermedad, murió en Madrid a las cuatro de la mañana del día 25 de abril de 1868. Su inesperada muerte causó una gran consternación en la Corte y casi toda la prensa madrileña se hizo eco de la noticia. 

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