sábado, 15 de abril de 2017

El imaginero Pedro León y la Semana Santa alagonesa

La Semana Santa de Alagón figura, por historia y arraigo popular, entre las más importantes de la provincia de Zaragoza; pero si por algo no destaca es por la antigüedad o la relevancia artística de sus tallas, salvo honrosas excepciones, como veremos más adelante. La mayoría de las imágenes que procesionan en la actualidad fueron realizadas durante los siglos XIX y XX. Ya en este siglo se han incorporado el paso de la Tercera Caída (2003), de la escultora Esther Navarro Larraz, y el Cristo Resucitado, de factura industrial y sin interés artístico.

El autor de algunas de las mejores y más antiguas imágenes de nuestra Semana Santa fue el escultor aragonés Pedro León, cuya vida y obra queremos recordar hoy. Nació en 1757 en una ignota localidad del partido judicial de Teruel. Muy joven marchó a Zaragoza, donde asistió a las clases de dibujo de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País. Las más importantes enseñanzas las recibió de Joaquín Arali, hasta la marcha de este a Madrid en 1776, completando sus estudios con los escultores Carlos Salas, Pascual Ipas y Juan de Fita.

Casó en primeras nupcias con María Luna hacia 1790, con la que tuvo tres hijos: Andrés, nacido en 1792; Ramón, nacido en 1794; y Rita, que nació en 1796. Tras enviudar, el día 4 de marzo de 1801 se desposaba en segundas nupcias con Francisca Cetina. Vivió la mayor parte de su vida en la parroquia de San Pablo, teniendo el estudio-taller abierto en la plaza de San Ildefonso y en la calle Victoria, posteriormente. 


Ecce Homo (1824)

De la lectura de los libros del Cabreo de Industrias del Ayuntamiento de Zaragoza se deduce que permaneció en activo hasta 1838. Murió el día 1 de noviembre de 1842 en su casa de la calle de la Cedacería, de la parroquia de San Pablo, a los 85 años de edad, viudo y sin hacer testamento. Dejaba los tres hijos habidos en su primer matrimonio, que contaban 50, 48 y 46 años de edad. Su cadáver fue enterrado en el nuevo cementerio público construido en Torrero. 

Escultor correcto y un tanto frío, sus obras no acabaron de gustar a quienes se las encargaron. Esto explica por qué muchas de ellas se han perdido, al ser sustituidas por obras de otros escultores más competentes. La Academia de Bellas Artes de San Luis le multó en diversas ocasiones por no haber presentado -tal como estaba dispuesto por las Reales Órdenes- los proyectos para las obras públicas que iba a llevar a cabo. En el año 1789 tenemos fechadas sus dos primeras obras documentadas, los conjuntos procesionales del Ecce Homo y de Jesús atado a la columna para la Hermandad de la Sangre de Cristo, que fueron destruidos en 1809 durante el Segundo Sitio de Zaragoza. 

De la personalidad de este imaginero podríamos destacar que, en diversas ocasiones, no duda en rebajar su presupuesto ofreciendo hacer la obra más barata, tal como ocurre en los pasos procesionales zaragozanos de la Oración de Jesús en el Huerto, Ecce Homo, Jesús atado a la Columna y Jesús camino del Calvario. Otras veces, después de haber cobrado la realización de una obra, dejaba de limosna alguna cantidad para ayudar a la cofradía con la que contrataba. 

Jesús Nazareno (1806)
El historiador del arte D. Wifredo Rincón García sostuvo equivocadamente en su libro de 1984, Un siglo de escultura en Zaragoza (1808-1909), que la obra de León "aparece perdida en la actualidad en su totalidad". Es evidente que Rincón no conocía las imágenes de la Semana Santa de Alagón pues, de lo contrario, las habría estudiado e incluido en su exhaustivo y documentado trabajo. 

La talla del Nazareno que veneramos los de Alagón fue realizada por Pedro León en 1806, con destino a la capilla que había construido la Venerable Orden Tercera en la ermita del Castillo. Esta talla, resuelta por medio de un bastidor de madera que porta manos, cabeza y pies, se salvó de la destrucción en la Guerra de la Independencia. De 1824 son ya el Ecce HomoJesús atado a la columna, imágenes titulares de las Cofradías alagonesas del mismo nombre. Esta última es la más valiosa de las tres, pues es la única que no responde al tipo de imágenes llamadas "de vestir". Se trata de una bella talla de cuerpo entero, que en nada desmerece a las que procesionan en las principales ciudades aragonesas e incluso a las de muchas capitales de provincia. Por este trabajo Pedro León recibió 1.000 reales de vellón. 

La Semana Santa de Alagón es deudora en algunos aspectos de la zaragozana, que en el siglo XIX se  consideraba el modelo a seguir. Aunque el paso conocido popularmente en Alagón como "El balcón" -es decir, el paso del Ecce Homo- pueda parecer una peculiaridad exclusiva de nuestra localidad, no lo fue en sus orígenes. Esta disposición escenográfica, en la que aparece Cristo detrás de una barandilla, la ideó Pedro León en 1819 por encargo de la Hermandad de la Sangre de Cristo. Al recibir el encargo del paso de Alagón, el escultor creyó conveniente repetir (simplificándolo) el modelo que había diseñado previamente para Zaragoza. En el año 1903, el imaginero valenciano Francisco Borja Sanjuán restauró el paso zaragozano, haciendo desaparecer el balcón. No así en Alagón, donde este elemento, muy querido por varias generaciones de cofrades, ha permanecido casi inalterable hasta nuestros días. 

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