sábado, 24 de septiembre de 2016

Una cita con el arte más festivo en el Paseo de la Independencia.

El 22 de septiembre dijimos adiós al verano y dimos la bienvenida al otoño, una estación que para los aragoneses está indisociablemente unida a las siempre coloridas y alegres fiestas del Pilar de Zaragoza. Precisamente por este motivo, porque las fiestas ya se sienten a la vuelta de la esquina, el diario Heraldo de Aragón ha organizado en colaboración con el Ayuntamiento de la ciudad una exposición de antiguos carteles anunciadores de las jornadas pilaristas. La muestra, que se inauguró el lunes en el paseo de la Independencia, podrá visitarse hasta el próximo 30 de septiembre. Se han reunido un total de 106 obras, todas las conservadas en el Archivo Municipal con suficiente calidad para ser reproducidas a gran tamaño, en unos cubos expositores de dos metros de altura distribuidos a lo largo de las aceras del paseo.
Foto: Guillermo Mestre
Los organizadores han promocionado la exposición como un viaje a través del tiempo, en el que se puede conocer las modas y corrientes artísticas de cada momento, así como los cambios que han ido sufriendo las fiestas durante el último siglo. Para VIDA ALAGONESA, esta exposición debe ser mucho más que eso. Si nos lo proponemos, puede servir de digno homenaje a algunos de los mejores artistas y cartelistas que ha dado esta tierra. Un recorrido desde D. Marcelino de Unceta, autor del cartel más antiguo que se puede contemplar, de 1890, hasta D. Miguel Frago y D. Samuel Aznar, artífices del cartel de este año. Pero de todos los artistas representados, permítannos que destaquemos muy especialmente a dos: Manuel Bayo Marín (carteles de 1945 y 1946) y Marcial Buj Luna (cartel de 1944). Ambos fueron amigos de nuestro recordado Tomás Seral y Casas y por ello estuvieron muy vinculados a la revista Vida Alagonesa, en cuyas páginas dejaron su genial impronta antes de lograr la fama y el reconocimiento profesional que en las décadas de los treinta y los cuarenta del pasado siglo alcanzarían. Esta publicación, legítimo orgullo de todos los alagoneses, no solo fue avanzada a su tiempo en lo que a planteamientos literarios se refiere, sino que también lo fue por su condición de pionera en el campo del humor gráfico y la caricatura. No en vano, había visto la luz en los años conocidos como la edad de oro del humorismo gráfico aragonés, un periodo de ingenio excepcional en el que brillaron con luz propia, además de los ya mencionados, artistas como Manuel del Arco (1909-1971) o Félix Gazo (1889-1933). Hasta ahora, esta vertiente puramente artística de Vida Alagonesa ha pasado desapercibida, tal vez ensombrecida por la enorme talla creativa y humana de su promotor Seral y Casas. Conocidos estos antecedentes, no deja de extrañarnos que D. Eduardo Laborda, en las biografías que dedicó a Bayo y Buj, en 2010 y 2015, respectivamente, no hiciera ni una sola mención al paso de estos dos autores por el equipo de redacción de Vida Alagonesa.  Una omisión que, de vivir todavía los personajes, les habría causado seguramente un gran disgusto. No nos cabe la menor duda de que esta breve etapa alagonesa fue importante para ellos, los cuales se despidieron del público de Alagón con las siguientes palabras: Mientras vivamos conservaremos nuestra gratitud hacia ti. Como creemos que debemos responder a semejante muestra de afecto, en el artículo de hoy, vamos a tratar de evocar la vida de estos artistas y, con ella, descubriremos el capítulo más desconocido de esta irrepetible experiencia que se llamó Vida Alagonesa y de la que se cumplirán noventa años en 2017.
Bayo Marín en una caricatura de VIDA ALAGONESA (1928)
Manuel Bayo Marín nació en Teruel el 5 de octubre de 1908. En 1919 los cinco miembros de la familia se trasladan a Zaragoza, donde ocuparán un piso en el número 38 de la calle Palomar, cerca de la iglesia de la Magdalena. La muerte del padre, acaecida el 9 de enero de 1923, obligará a Manuel a contribuir a la precaria economía familiar haciendo de chico de los recados en una tienda de ultramarinos. El 5 de julio de 1925 logra publicar en Heraldo de Aragón las caricaturas de Herminio Herrero y Germán Gil Losilla. En 1926, bajo el título "Cosas, por Bayo Marín", sus dibujos reaparecen en las páginas de Heraldo de Aragón en una serie de cinco chistes de escasa mordacidad y fuerza expresiva. Quizá, consciente de ello, Bayo Marín desiste de continuar por esta línea de humor gráfico y se decanta por la caricatura, género que le lleva rápidamente a situarse entre los más destacados ilustradores de la ciudad. En 1929 expone en la sección de grabado y dibujo del Primer Salón Regional de Bellas Artes, organizado por la junta directiva del Casino Mercantil y al que también concurre el pintor de Alagón Santiago Pelegrín con su obra Jazz-Band. A principios de 1930 se inaugura la nueva sede del diario más joven y moderno de la región: La Voz de Aragón. En toda una declaración de intenciones, se anuncia que el diario va a ser uno de los más profusamente ilustrados de España y defensor del libro a través de la sección bibliográfica (en la que colaborará activamente el joven escritor Tomás Seral y Casas). Hasta 1933, cuando marche a Madrid, Bayo va a participar intensamente en La Voz de Aragón. Ya en la capital de España, trabajará para las revistas Crónica y Cinegrama realizando estilizados dibujos de inspiración norteamericana. Durante la Guerra Civil, como tantos otros artistas (entre ellos nuestro Pelegrín), tendrá que librar incruentas batallas sobre campos de papel. El conflicto va a ser un periodo de gran esplendor para el arte gráfico español, pues ambos bandos son conscientes de la importancia estratégica de dominar los resortes de la propaganda.  Acabada la Guerra Civil, regresa a Zaragoza y trabaja como diseñador para Industrias del Cartonaje. Después de varios años intentándolo, en 1945 el artista de Teruel consigue el ansiado primer premio en el concurso de carteles de las fiestas del Pilar. En 1946 logrará, por segunda vez consecutiva, alzarse con el premio. Muere el 18 de diciembre de 1953.
En cuanto a la participación de Bayo Marín en Vida Alagonesa, poco podemos aportar. Tan solo sabemos de forma indirecta que colaboró con la revista porque se le menciona en el número del 5 de febrero de 1928, en el que también aparece la caricatura (de autor desconocido) que hemos reproducido arriba. Mientras no logremos localizar los números de la revista que se hallan en paradero desconocido, no podremos averiguar si publicó algún dibujo o si su aportación se limitó a aspectos literarios, lo cual parece poco probable. La primera toma de contacto de Bayo con Alagón pudo ser la iniciativa conocida como Escuadra Patinesca Ebro, que tuvo lugar unos pocos meses antes de la fundación de Vida Alagonesa. Se trató de una escenificación deportivo-humorística que, al más puro estilo vanguardista, trataba de llamar la atención del público burgués. Los dibujantes de La Voz de Aragón pretendían realizar el trayecto Zaragoza-Madrid en patineta, uniformados de "diablos", con alpargatas, casco de aviador y gafas negras; provistos de una brújula, útiles fotográficos, aparato de radio... A la odisea se apuntaron, en un principio, diez corredores pero, finalmente, el grupo quedó reducido a siete: Bayo Marín, Teixi, Engel Medina, Pepe Gracia, Tiago, Vázquez y Romeo. El 30 de julio de 1927, los integrantes de la Escuadrilla Patinesca Ebro, patrocinados por la prensa zaragozana y con el apoyo económico del Sindicato de Iniciativa están en condiciones de lanzarse a la carretera. A las tres de la madrugada del 31 de julio, los representantes del periodismo zaragozano iniciaron el histórico raid. Precedidos por la moto de Luis Palacios, tomaron la carretera de Logroño. Después de un breve descanso en Casetas, reanudaron la marcha hacia Alagón. En la villa del buen pan había gran expectación ante la llegada de los deportistas que hicieron la entrada por el Passiadero (sic) al filo de las ocho de la mañana. Luego fueron recibidos por el alcalde, D. Justo Tajahuerce, que les acompañó al Café de Sanz, donde les fue servido un desayuno. A continuación, el médico de Alagón, D. Gregorio Gómez del Castillo, les obsequió con un vino de honor. En la despedida los humoristas cantaron a coro: "Al buen pan de Alagón/mocitas acudid/que lo vendo barato/ y me tengo que d'ir". A las siete y media de la tarde reanudaron el viaje. Alcanzarían Madrid el 10 de agosto, recibiendo grandes agasajos. La odisea llevada a cabo por los heroicos humoristas aportará a sus líderes gran popularidad que, al fin y al cabo, era su objetivo. Se conserva una fotografía de D. Abelardo de la Barrera en la que se puede ver a los expedicionarios del humor en Alagón, pero no hemos podido reproducirla aquí.  
Caricatura de Buj Luna en VIDA ALAGONESA (1928)
Marcial Buj Luna nació en Zaragoza el 9 de marzo de 1909. Inició su trayectoria artística en 1926, cuando Gil Losilla decidió incluir sus caricaturas en el almanaque de La Novela de Viaje Aragonesa del año siguiente. El primer número de esta revista había aparecido el 18 de enero de 1925. Esta publicación es importante resaltarla pues, además de las novelas propiamente dichas, recogió abundantes trabajos literarios breves en prosa y en verso, así como caricaturas, siendo de destacar la calidad de los ilustradores y portadistas. Buj permaneció siempre fiel a Heraldo de Aragón, donde desarrolló lo mejor de su carrera. Fue miembro de la Agrupación de Humoristas Aragoneses; esta nació después del primer Salón del año 1926, en el que expusieron los que constituirían la generación más representativa y creadora del humorismo aragonés. La buena acogida dispensada por los zaragozanos al primer salón del ingenio anima a los organizadores a sacar a la luz, el 6 de febrero de 1927, el primer número del semanario Los Humoristas. Posteriormente, Buj participó en las actividades y exposiciones artísticas de la primera Peña Niké con obras pictóricas, y  en 1943, realizó su primera exposición de caricaturas y acuarelas en el Mercantil. En los años posteriores a la Guerra, decide ampliar su fuente de ingresos en el campo de la publicidad y acudir a concursos de carteles. Un discreto tercer puesto en el premio de tarjetas postales de la Feria de Muestras será la antesala del máximo reconocimiento que Buj logrará cuando su boceto sea elegido para anunciar las fiestas del Pilar de 1944. Murió en Zaragoza en 1959.

Marcial Buj inició su colaboración con Vida Alagonesa en el número 3 Extraordinario, correspondiente al 15 de enero de 1928. Fue presentado a los lectores con estas palabras: Marcial Buj, tan conocido por los lectores de "Heraldo de Aragón", "La Novela de Viaje Aragonesa" y "Gutiérrez" está reconocido como uno de los primeros dibujantes humorísticos aragoneses. Vida Alagonesa no tuvo fácil su contratación; para el buen término de las negociaciones debió de ser fundamental su amistad con Tomás Seral y Casas. Que una publicación de pueblo contratara a un artista de la capital no era lo más frecuente, lo cual demuestra la gran calidad que sus promotores quisieron dar al nuevo proyecto editorial. Lo expresaron así: Esperamos sabrán agradecer nuestros lectores el esfuerzo que para Vida Alagonesa supone contratar a tan genial humorista. La colaboración de Buj se plasmó en una galería de tipos populares bajo la denominación de Los de Alagón. Precisamente este género, el de las galerías de personajes de la actualidad zaragozana y nacional, es el que le hará famoso en su primera etapa en Heraldo. De esta serie únicamente nos han llegado dos caricaturas. Son las que reproducimos arriba: la de Amado Sanz y la de Raneda. Abajo aparece la habitual firma de los trabajos de juventud de Buj Luna, caracterizada por dos líneas verticales que se corresponden con la J y la L. Por desgracia, ese proyecto, que parecía no tener límites, se truncó y la colaboración humorística cesó bruscamente. 

Una serie de desavenencias internas provocaron la salida de la redacción de Tomás Seral; con él marcharían también Bayo Marín y Marcial Buj. Alagón perdía así la mejor iniciativa cultural que ha tenido en su bimilenaria historia. Entonces Buj todavía no hacía llamarse Chas, el seudónimo que le convertiría en el periodista más popular de la prensa aragonesa de la primera mitad del siglo XX. (Sin embargo, como sucediera con su rival y gran amigo, el turolense Manuel Bayo, su recuerdo se desvaneció en el olvido tras su muerte). Buj empezará a firmar sus dibujos así poco después de abandonar Vida Alagonesa. El 12 de enero de 1930 aparece en Heraldo de Aragón la primera nota cómica firmada por Chas, una ráfaga de aire fresco que provocará la curiosidad del avispado lector. Al cabo de unas semanas, Fernando Soteras Mefisto propondrá a la dirección retribuir los dibujos del misterioso autor. De esta manera, el joven se ve obligado a revelar su identidad ante la sorpresa de su padre, redactor del diario que goza de gran prestigio desde que ejerciera de corresponsal en la guerra de África.


En la exposición del Paseo de la Independencia puede llegar a causar cierta sorpresa, para quien no conozca la personalidad de Buj Luna, el cartel que este hizo en 1944. El autor rompió moldes con esta nota humorística en la que convirtió a los joteros en dos divertidos farolillos, muy en la línea de sus ilustraciones. Recuerden por último que la muestra puede visitarse hasta el 30 de septiembre. ¡No se la pierdan!

Poco antes de concluir este artículo, recibimos en nuestra redacción la triste noticia del fallecimiento del editor, poeta y cinéfilo D. Luis Ballabriga. En realidad, falleció el pasado 12 de agosto, pero no se ha sabido hasta esta semana. Sería injusto terminar un artículo en el que mencionamos a Tomás Seral y Casas sin rendir un merecido homenaje, ahora que nos ha dejado, a una de las personas que más trabajó por recuperar la vertiente poética del escritor vanguardista. Uno de los grandes empeños de la vida de Ballabriga fue la recuperación y la edición en facsímil de algunas de las revistas literarias de Aragón: Alcandora, Almenara, Ambiente, Ámbito, Ansí, Azul, Despacho Literario, Literatura, Orejudín, Papageno, Pilar, Poemas... También Cierzo y Noreste, las revistas que fundó Seral y Casas inmediatamente después del frustrado intento de Vida Alagonesa y consideradas por la crítica como las mejores publicaciones del vanguardismo aragonés de los tiempos de la II República.  Esta gran labor de recuperación, que patrocinó el Gobierno de Aragón, la llevó a cabo en colaboración con José Luis Acín y con muchos estudiosos y prologuistas. VIDA ALAGONESA quiere expresar con esta breve mención su hondo pesar por tan sensible pérdida.

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