sábado, 24 de diciembre de 2016

Nuestros dulces recuerdos de la Azucarera de Alagón.

Con gran asistencia de público se presentó el pasado martes 20 de diciembre en el Centro Cívico A.F. Molina el libro Nuestros dulces recuerdos. Memoria viva de la Azucarera de Alagón. Su autor es D. Daniel Sancet Cueto y con él ha regresado a la senda de la investigación histórica tras publicar su aclamado La Transición democrática en Alagón. El libro se escribió realmente en el año 2009 pero, por una serie de motivos, no ha visto la luz hasta este año, que es cuando el Ayuntamiento de Alagón le propone publicarlo. En todo este tiempo, Sancet había abandonado la historia para dedicarse en exclusiva a la novela y a la poesía, pues como él mismo ha reconocido "no le apetecía volver a entrar en los estudios locales". Fue el respeto a las familias de antiguos trabajadores, especialmente a las de aquellos que ya no se encuentran entre nosotros, lo que definitivamente le hizo convencerse de la conveniencia de sacar el manuscrito del cajón y llevarlo a imprimir. Este año tan solo hubo que revisarse lo ya escrito y maquetarse. El libro está dedicado "a la memoria de Julián Ajobín, Ignacio Férriz y Marina Mingote quienes, lamentablemente, no pudieron ver terminado este trabajo" y en definitiva "a todos los trabajadores de la Azucarera de Alagón".

Este proyecto nace de un encargo de la empresa Ebrosa, actual propietaria de la Azucarera. Originariamente, se tenía la intención de realizar una gran investigación histórica, un objetivo que hubo que replantear sobre la marcha, en el preciso momento en que se demostró irrealizable a causa de la destrucción de los archivos. Este dato era desconocido por Sancet cuando se adentró infructuosamente en todos y cada uno de los edificios de la factoría abandonada en busca de documentación. Lo poco que encontró fue, cuanto menos, decepcionante: facturas, albaranes, planos y otros papeles irrelevantes. La excepción más llamativa quizá sea la Memoria de la campaña 1972-1973, pues la totalidad de estos documentos que se remitían a los accionistas de la empresa, de gran valor histórico, se creía perdida. En el laboratorio químico de la entrada quedó algo de documentación que, tras años expuesta a las inclemencias del tiempo, se ha tratado de recuperar y se ha incorporado al libro en forma de ilustraciones. Lo cierto es que la información más valiosa había sido destruida unos años antes por la empresa propietaria, ante la dejadez y la pasividad de las autoridades municipales de la época, que no adoptaron las medidas necesarias para garantizar la conservación de un patrimonio de titularidad privada pero perteneciente a la memoria colectiva de todos los alagoneros. Se equivoca quien cree que la responsabilidad de tanta destrucción descansa sobre la empresa. Son los poderes públicos los que tenían (y tienen) atribuidas las competencias en materia de patrimonio histórico-artístico. Los particulares solo tienen la obligación de actuar cuando existe imperativo legal y en el caso de la Azucarera de Alagón esta condición no se daba, ya que por entonces el conjunto no estaba catalogado según las leyes de patrimonio vigentes. No podemos dejar de mencionar el expolio y el saqueo que cometieron durante años los propios vecinos de Alagón, que entraban con total impunidad a la venerable fábrica, con la intención de llevarse algún recuerdo a casa o simplemente con el afán de destruir.

Una vez constatada la escasez de documentación, se decidió recurrir a entrevistas orales, realizadas a antiguos trabajadores y familiares que conocieron de primera mano el funcionamiento de la Azucarera. Así lo que en un principio se trataba de una investigación histórica acabó por tomar forma de investigación antropológica, que es una disciplina en la que Sancet está especializándose actualmente. Esta información se complementaría con la apoyatura documental del Archivo Municipal, de la hemeroteca y con las investigaciones previas de otros historiadores, entre los cuales debemos destacar a D. José Antonio Gracia Guillén, autor del mejor y más completo estudio que jamás se ha escrito sobre las azucareras en Aragón. Con todos estos trabajos, Sancet elaboró una breve introducción divulgativa que fuera asequible para todo tipo de lectores y que le sirve para contextualizar con rigor las entrevistas que son el núcleo de su libro. Estas entrevistas tuvieron lugar en el año 2009 en un taller de historia oral que se puso en marcha en la Casa de Cultura. En esta labor de recopilación de información, el autor contó con la inestimable ayuda de Maite Asensio, que se encargó de realizar la transcripción de muchos de los testimonios que allí obtuvieron. También ha agradecido Daniel su colaboración, ahora que están por desgracia de plena actualidad, al programa de radio "Cosas que pasan" y a su coordinadora Sara Giménez.

Tras esa primera fase, Daniel Sancet tuvo que procesar la información para darle la coherencia que una publicación seria requiere. Se trabajó de forma que pareciera que todas las entrevistas se realizaron en el mismo lugar, al mismo tiempo y siguiendo un plan ordenado a la hora de abordar de los distintos temas. De esta forma se pudieron incluir todas aquellas entrevistas individuales que no formaban parte de dicho taller pero que aportaban información relevante. En Nuestros dulces recuerdos, el lector podrá encontrar recuerdos de infancia y testimonios sobre temas como la incorporación de la mujer a la industria, los turnos de trabajo o la modernización del agro aragonés. Pero que el lector no espere encontrar en este libro una investigación científica, puesto que el propio autor ha recalcado que se trata de una obra divulgativa. "No va a estar a la altura de la obra de José Antonio Gracia" ha reconocido. Por ello, Daniel Sancet invita a leer el trabajo de Gracia a cuantos quieran conocer la Azucarera desde el prisma de la ciencia histórica, ya que se trata de "una gran obra".

Sancet se despidió expresando su profundo agradecimiento: "Quería recalcar el agradecimiento infinito a toda la gente que quiso participar en estas entrevistas" "Y desde un punto de vista egoísta, agradezco todo lo que yo me llevo de esta experiencia: conocer mejor a algunos vecinos de la localidad". Al finalizar, el autor firmó ejemplares del nuevo libro, que pudieron adquirirse allí mismo por el módico precio de diez euros. Para cuantos lo hayan recibido estos días, constituirá una interesante lectura navideña.

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